El avance científico y tecnológico abre cada día más puertas para mejorar nuestras vidas en múltiples aspectos. Un ejemplo de ello es el uso del cannabidiol (CBD), un compuesto no alucinógeno del cannabis, para preservar y prolongar la vida útil de las fresas. El trabajo de un grupo de investigadores, publicado en ACS Applied Materials & Interfaces, ha conseguido crear un revestimiento antimicrobiano comestible que podría dar un giro a cómo conservamos nuestras frutas.
El CBD ha ganado popularidad por sus potenciales efectos terapéuticos. Sin embargo, este cannabinoide ha demostrado también tener propiedades antioxidantes y antimicrobianas. En estudios previos, el CBD limitó el crecimiento de algunas bacterias y hongos patógenos, como aquellos que causan que las frutas y verduras frescas se pudran. El reto era lograr que este compuesto oleoso pudiera distribuirse uniformemente en agua antes de poder ser incorporado en alimentos o usado para su conservación.
Para solucionar esto, los investigadores Pongpat Sukhavattanakul, Sarute Ummartyotin y su equipo encapsularon el CBD en poli(D,L-lactida-co-glicólido), un polímero biodegradable utilizado en la administración de medicamentos, produciendo partículas de 400 nm de ancho. Después, mezclaron las nanopartículas más estables, que contenían un 20% en peso de CBD, con alginato de sodio en agua.
Las fresas fueron sumergidas en soluciones que contenían diferentes cantidades de nanopartículas antes de un segundo baño en una mezcla de ácido ascórbico y cloruro de calcio para convertir el revestimiento incoloro en un gel. Tanto las fresas tratadas como las no tratadas se colocaron luego en envases de plástico abiertos a temperaturas de refrigeración.
Tras 15 días, las muestras tratadas con CBD maduraron y se deterioraron mucho más lentamente que las no tratadas, posiblemente debido a la reducción del crecimiento microbiano. El revestimiento con la mayor cantidad de nanopartículas cargadas con CBD conservó la apariencia roja oscura de las bayas, potenció al máximo su actividad antioxidante y mostró la mayor protección antimicrobiana durante el periodo de almacenamiento, sugiriendo que esta versión podría prolongar al máximo la vida útil.
Además de sus beneficios conservantes, este revestimiento es completamente comestible y no modifica el sabor o la apariencia de las fresas, gracias a la invisibilidad del recubrimiento.
El descubrimiento de este grupo de investigadores no sólo es relevante para la prolongación de la vida útil de las fresas. La técnica de encapsulación del CBD en nanopartículas podría tener aplicaciones mucho más amplias. Podría emplearse en todo tipo de alimentos frescos, ofreciendo una forma más efectiva y natural de preservar los alimentos, lo que sería un gran avance en el sector de la alimentación y la conservación de alimentos.
En conclusión, la ciencia y la tecnología nos ofrecen una vez más una solución creativa a un problema cotidiano. Aunque todavía hay mucho por explorar en la aplicación del CBD en la industria alimentaria, estos primeros pasos son muy prometedores y nos acercan un paso más a un mundo en el que el desperdicio de alimentos puede reducirse significativamente.
Referencia: http://dx.doi.org/10.1021/acsami.3c04036