Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Binghamton, la Universidad Estatal de Nueva York y la Universidad de Cornell revela que los aditivos alimentarios conocidos como nanopartículas de óxido metálico podrían tener efectos negativos en la salud intestinal. Estas nanopartículas, presentes en alimentos comunes, como blanqueadores, agentes antimicrobianos y conservantes, han despertado la preocupación de los científicos debido a su impacto en el sistema digestivo humano.
La profesora Gretchen Mahler, experta en ingeniería biomédica y vicerrectora interina de la Escuela de Posgrado, junto con investigadores de la Universidad de Cornell, estudiaron cinco tipos de estas nanopartículas. El objetivo fue comprender su influencia en la salud intestinal y los efectos que podrían tener en el organismo humano. Los resultados de su investigación se publicaron recientemente en la revista Journal of Antioxidants.
Para llevar a cabo el estudio, los investigadores utilizaron el tracto intestinal de pollos como modelo, ya que es comparable al de los seres humanos en términos de microbiota y componentes bacterianos. Mahler destaca que la microbiota de los pollos y la de los humanos tienen muchas similitudes.
Los pollos utilizados en el estudio fueron criados específicamente para su consumo de carne, lo que permitió observar de manera más clara los efectos de las nanopartículas en las etapas iniciales de desarrollo. Las nanopartículas se inyectaron en el saco amniótico de los huevos de pollo, y una vez que los pollos eclosionaron, se analizaron diversos aspectos, como la expresión génica, la composición de la microbiota y la estructura del intestino delgado.
El estudio reveló efectos negativos más pronunciados en las nanopartículas de dióxido de silicio y dióxido de titanio. Estas nanopartículas afectaron el funcionamiento del revestimiento intestinal (llamado membrana de borde en cepillo), el equilibrio de las bacterias en el tracto intestinal y la capacidad de absorción de minerales de los pollos. Por otro lado, se observaron efectos más neutrales o incluso positivos en las nanopartículas de óxido de zinc, las cuales parecen apoyar el desarrollo intestinal y los mecanismos compensatorios en caso de daño.
La profesora Mahler destaca que no se pretende eliminar por completo estas nanopartículas de nuestras dietas, sino que se busca concienciar sobre los posibles efectos sutiles que podrían tener en nuestra salud intestinal. El objetivo de esta investigación es proporcionar información para que los consumidores tengan un mayor conocimiento sobre los alimentos que consumen y puedan tomar decisiones informadas.
En última instancia, este estudio es un paso importante para comprender mejor los efectos de las nanopartículas de óxido metálico en la salud intestinal y resalta la importancia de investigar continuamente en este campo. Al conocer más sobre los componentes de los alimentos que consumimos, podemos cuidar de nuestra salud y bienestar de manera más consciente.
Referencia: http://dx.doi.org/10.3390/antiox12020431